alergia en primavera

Tu alergia en primavera puede esconder algo más grave

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La alergia en primavera, esa tediosa alergia al polen, o polinosis, es una enfermedad frecuente que se manifiesta habitualmente con síntomas nasales. Aunque la rinitis es una dolencia considerada banal, puede alterar la calidad de vida del paciente limitando las actividades cotidianas e interfiriendo con el descanso nocturno. Además, a menudo, se asocia a conjuntivitis y asma, lo que mermaría más el bienestar. Pero, en muchos casos una alergia esconde problemas de salud más graves. Sigue leyendo para saber cúales.

Las profilinas y las LTP como causantes de la alergia en primavera

La polinosis no solo afecta al aparato respiratorio, puede afectar a órganos como la piel o el tracto digestivo, y, además, la polinosis constituye un factor de riesgo para desarrollar alergia a alimentos vegetales. Además, en estos casos, un individuo puede estar sensibilizado a varios alimentos, lo que implicaría restricciones dietéticas complicadas y mayor riesgo de reacciones potencialmente graves, lo que supondría un inconveniente más para el disfrute de una vida normal.

Los alérgenos de los pólenes de las plantas que causan polinosis están compuestos por proteínas. Estas proteínas están presentes también en alimentos vegetales, y se denominan panalérgenos. Cuando un individuo se sensibiliza a un panalérgeno al respirar el polen ambiental, podría desarrollar -con el tiempo- una alergia alimentaria ya que el anticuerpo responsable de la alergia respiratoria, dirigido contra la proteína del polen, reaccionaría también con la proteína similar presente en el alimento, cuando se ingiriera. Este fenómeno -denominado reacción o alergia cruzada– sería responsable de esta peculiar asociación entre polinosis y alergia alimentaria, conocida como síndrome polen-frutas, y puede ser origen también de reacciones cruzadas entre alimentos diferentes.     

Algunas de estas moléculas son proteínas estructurales y otras son proteínas de defensa de la planta, siendo los panalérgenos más importantes las profilinas y las proteínas transportadoras de lípidos (LTP), y en menor medida, las proteínas de defensa del grupo PR-10, especialmente en le norte de España, donde abundan los abedules.

 

¿Pero, qué son realmente las profilinas y las LTP?

La profilina es una proteína del esqueleto de las plantas que está presente en todos los pólenes y alimentos vegetales. Es -como las PR-10- un alérgeno lábil que puede desnaturalizarse, perdiendo su poder alergénico, por el calor, diversos procedimientos culinarios y por enzimas digestivas.

Las LTP son proteínas de defensa abundantes en pólenes y alimentos vegetales en los países mediterráneos. Desde el punto de vista alergénico, es un panalérgeno compartido por pólenes (olivo, plátano, ciprés, artemisia y parietaria) y alimentos vegetales, localizándose sobre todo en la piel. Son proteínas resistentes a la digestión y al calor, por lo que causan alergia incluso los alimentos procesados o cocinados y provocan reacciones sistémicas graves, siendo la causa principal de alergia y anafilaxia por alimentos (síndrome LTP) en adultos.

alergia en primavera urticaria

 

La alergia en primavera puede ser el origen de alergia a los alimentos con profilina y LTP

Los vegetales implicados en estas alergias varían en función de la localización geográfica, por la diferente exposición polínica (los pólenes determinan a que proteínas se sensibilizan los pacientes) y las costumbres alimenticias.

Los alimentos más implicados en los pacientes sensibilizados a profilina son: melón, sandia, calabacín, pepino, tomate, cítricos, piña y plátano, en los alérgicos a PR-10: rosáceas, kiwi, avellana, soja, apio, zanahoria, y en los alérgicos a LTP: melocotón y otras frutas rosáceas (manzana, cereza, ciruela, etc.), frutos secos, kiwi, uva, mostaza, lechuga, tomate, trigo, judía verde, cereales, espárrago, etc.

 

¿Podrían intervenir otros factores en el desencadenamiento de estas alergias?

En algunos casos, especialmente en alergia a LTP, ciertos factores como el ejercicio físico, el alcohol, los antinflamatorios o, la menstruación pueden actuar como cofactores y ser esenciales en el desencadenamiento de la reacción alérgica. Así, un paciente podría tolerar un alimento al que esté sensibilizado en condiciones de reposo, y si lo ingiriera inmediatamente antes de practicar un deporte podría sufrir una reacción alérgica grave (anafilaxia inducida por el ejercicio).

 

Los síntomas de la alergia en primavera difieren de los de la alergia alimentaria por profilina y LTP

Los pacientes sensibilizados a profilinas suelen sufrir -habitualmente al comer frutas o verduras crudas- síntomas leves de alergia oral (SAO), especialmente picor oral, orofaríngeo y ótico, al igual que los alérgicos a PR-10, aunque algunos podrían sufrir reacciones graves (angioedema).

Las LPT pueden desencadenar reacciones locales leve-moderadas a nivel de la orofaringe (SAO), tracto gastrointestinal (vómitos, dolor abdominal, diarrea, etc.) en la piel (urticaria de contacto), o generales graves, como angioedema glótico y shock anafiláctico.

 

¿Cómo se diagnostica una alergia a las profilinas y a las LTP?

La historia clínica es la base fundamental para un correcto diagnóstico. Para confirmarlo, se realizarán pruebas cutáneas con reactivos comerciales o con el alimento natural sospechoso, análisis de laboratorio para la detección de inmunoglobulina E específica y, en ocasiones, pruebas de exposición controlada.

¿Como se debe actuar en estos casos? ¿Cuál es el tratamiento?

Es importante conocer el panalérgeno responsable de esta alergia alimentaria para indicar al paciente la dieta que deberá seguir para la prevención de posibles reacciones.

Los alérgicos a profilina y a PR-10 pueden tolerar los alimentos cocinados o procesados (almíbares, zumos, etc.), ya que raramente ocasionan síntomas o reacciones generalizadas, aconsejándose tomar las frutas y verduras más problemáticas de esta manera.

En los alérgicos a LTP la medida terapéutica principal es la dieta de evitación. En casos de alergia leve-moderada, podría probarse tolerancia de la fruta de distintas formas (zumo, almíbar…), siendo recomendable comer las frutas peladas. Si a pesar de ello persisten síntomas deberá evitarse la fruta y limitar el consumo de productos elaborados ya que pueden estar ocultas en alimentos como: zumos, mermeladas, postres lácteos, chucherías, gelatinas, helados, tartas, chocolates y licores.

En caso de anafilaxia inducida por el ejercicio físico, se recomienda evitar la ingesta de alimentos (especialmente frutos secos, frutas y verduras) al menos 2-3 horas antes y hasta media hora después del ejercicio, y se deberá tener precaución con otros cofactores que puede facilitar el desencadenamiento de la reacción.

El tratamiento de la reacción aguda es igual al de otras alergias: antihistamínicos, corticoides y adrenalina. Es aconsejable -especialmente en alergia LTP con anafilaxia- llevar siempre la medicación.

En algunos casos graves y/o con múltiples alergias pueden precisarse tratamientos, como Omalizumab o inmunoterapia con LTP, con el propósito de atenuar reacciones graves y mejorar la tolerancia alimentaria.

Aunque la sensibilización a panalérgenos no necesariamente implica reactividad o síntomas clínicos, hoy en día es posible saber si un paciente polínico está sensibilizado a estas proteínas, lo que permitiría prever -con el fin de adoptar las medidas preventivas oportunas- la posibilidad de desencadenamiento de una alergia alimentaria, su gravedad y la posible alergia cruzada con otros alimentos.

Recuerda que en AuraMed contamos con especialistas en alergología. Pide cita y diagnosticaremos o trataremos tus alergias.

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